Aunque los métodos de aprendizaje electrónico están ganando terreno, algunos estudiantes siguen pensando que la calidad es inferior a la del aprendizaje presencial y que se ven obligados a aprender por su cuenta.
Al igual que muchos estudiantes, Manuel Domínguez se adentró en el mundo del e-learning por obligación. Como profesor en un colegio de Arenas de San Pedro (Ávila), quería hacer un máster que combinara tecnología y pedagogía, pero no era realista solicitarlo en una universidad local. Al vivir a 80 km de Ávila y 160 km de Madrid, decidió utilizar Internet, que cada vez es más popular en España. Aunque muchos estudiantes siguen considerando esta forma de enseñanza inferior a la presencial, los centros de aprendizaje intentan convertirla en una experiencia personal y eliminar dos de sus principales puntos débiles: la motivación de los estudiantes y la organización de los estudios.
Según el Ministerio de Educación y Ciencia, en el curso 2015/2016 (últimos datos disponibles) se matricularon 228.574 alumnos en programas de grado y máster en universidades no conflictivas de España. Y la posibilidad de la educación en línea se está imponiendo poco a poco a la educación a tiempo completo. Por ejemplo, los datos de Emagister, que ofrece formación a 100.000 centros educativos, muestran que en 2015 la educación online supuso el 54% de la formación ofrecida en la plataforma, pero este año ya ha alcanzado el 67%.
Sin embargo, a pesar de este aumento, todavía existen algunos mitos sobre el aprendizaje en línea: el e-learning se suele utilizar como segunda opción porque "no hay tiempo para aprender in situ" o "está demasiado lejos", y por lo tanto sigue existiendo una percepción de "aprendizaje inferior". No tengo tiempo para ir allí". Además, el miedo al aislamiento, el desconocimiento de métodos y herramientas, y la necesidad de motivarse y desarrollar hábitos de estudio bien planificados son los principales problemas a los que se enfrentan los estudiantes a distancia.
Aquí tienes cinco consejos prácticos que te ayudarán a no rendirte cuando estudies un grado, un máster o una titulación online.
1. Antes de empezar: "¿Qué vas a encontrar?
afirma María del Carmen Ortega Navas, directora del departamento de educación a distancia de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Cuando la gente piensa en estudiar en línea, sigue pensando en estudiar solo en casa con un libro de texto, hacer un examen y ya está. Pero esto es algo completamente diferente", dice Paloma Coronado, coordinadora del máster de la Universidad de Educación a Distancia de Madrid (UDIMA), que lleva casi 30 años trabajando en la educación online, y añade que los avances tecnológicos son "brutales".
El conflicto con los métodos tradicionales y algunas ideas anticuadas sobre lo que es la educación a distancia alimentan temores infundados. Para evitarlo, los expertos insisten en la importancia de averiguar y aclarar todos los detalles sobre el centro y el profesor antes de iniciar un curso. Es especialmente importante informarse sobre la metodología, incluyendo el programa de estudios, el contenido de las actividades, los criterios de evaluación y su contenido, el calendario de entrega de trabajos y exámenes, y los métodos de comunicación con el profesor y los demás alumnos.
2. Primer paso: Uso de la tecnología
Deberá familiarizarse con todos los recursos disponibles durante el curso, como las videoconferencias, las pizarras digitales, las aulas virtuales y la enseñanza en directo, a los que podrá acceder en cualquier momento. La educación en línea ha cambiado tanto con los avances tecnológicos que ya casi no lleva su nombre original. La aventura del aprendizaje digital comenzó como lectura electrónica, no como aprendizaje electrónico. Los documentos PDF subidos por los profesores se mostraban en una plataforma virtual subyacente, y los alumnos presentaban tareas que los profesores calificaban y comunicaban sus resultados unos días después.
"La verdadera revolución llegó con moodle y la sincronización virtual, que permitió la interacción en tiempo real con profesores y compañeros", explica José Luis Medina, vicerrector de Investigación, Innovación y Mejora de la Enseñanza y el Aprendizaje de la Universidad de Barcelona (UB). "Hemos pasado del trabajo individual, con poco contenido multimedia y asincrónico, a la colaboración y sincronización con una amplia gama de recursos", añade.
3. Lucha Contra La Soledad: Sí, Incluso En Internet Hay Socios
Esta es una de las críticas constantes a la educación en línea: la soledad que sienten los estudiantes. Puede ser muy difícil estudiar sin clases y sin compañeros con los que reunirse. Los centros que ofrecen este tipo de educación reclaman el mar. "No hay alumno más solitario que el que se sienta en la universidad sin poder hablar con el profesor de al lado porque está ocupado tomando apuntes", dice el párroco de la UOC, Luis.
Sin embargo, la necesidad de crear un sentido de comunidad y camaradería entre los estudiantes es uno de los mayores retos a los que se enfrentan los centros de enseñanza a distancia. Y todos ellos parecen haber encontrado un importante apoyo en la persona de un tutor que puede acompañar a los estudiantes en su viaje en línea. "La tasa de abandono no ha disminuido con el desarrollo de la tecnología, y el tiempo medio de finalización siempre supera el tiempo establecido por el programa", afirma José Luis Medina, de la UB. "El online también es una desventaja porque es omnipresente. La clave es seguir a los profesores que son expertos en su materia y saben cómo motivar a los alumnos".
4. Tiempo De Aprendizaje: Aprender A Organizarse
Los partidarios de la educación en línea sostienen que esta forma de aprendizaje no es sólo un cambio de metodología, sino una revolución de paradigma. Dicen que el alumno deja de ser un sujeto pasivo y se convierte en el protagonista de su aprendizaje, capaz de decidir qué estudiar, cuándo y cómo hacerlo. "El motor del aprendizaje ya no es el profesor ni el centro, pasa a ser el alumno", resume el párroco de la UOC.
"El problema es que esta flexibilidad es un arma de doble filo, ya que exige que el alumno se responsabilice de todo lo que aprende y sea capaz de establecer un régimen de estudio... y cumplirlo hasta el final. La organización y la disciplina son importantes aquí. Y cada alumno encuentra sus propios trucos. Para Tomás García-Roldán, que compaginó dos másteres con el trabajo durante dos años, el tiempo fue algo que le funcionó. "Conozco a gente que es muy disciplinada y trabaja todos los días, pero yo soy más dispersa y sólo tenía los fines de semana para estudiar", dice. Con deberes semanales y exámenes cada tres semanas, decidió crear un calendario con todos los plazos para organizarse y distribuir el trabajo en las pocas horas que tenía para estudiar.
5. Cuando La Energía Es Escasa: Recuerda Tu Motivación.
Como en el caso del aprendizaje presencial, lo más difícil del aprendizaje en línea no es empezar, sino continuar. La motivación suele ser muy alta en las primeras fases del aprendizaje, pero desciende en cuanto surgen las primeras dificultades, que en este caso se ven agravadas por el hecho de que los estudiantes a distancia suelen compaginar sus estudios con otros compromisos, tanto profesionales como familiares. "Cualquiera puede hacer un curso online, pero realmente se necesita una motivación adicional. No porque sea más difícil, sino porque no suele haber tiempo suficiente", explica Josu Ahedo, vicerrector de Asuntos Estudiantiles de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
El primer consejo para no abandonar es recordar por qué se empezó a estudiar en primer lugar: una promoción o la posibilidad de reciclarse es un factor de motivación, especialmente para los estudiantes a tiempo parcial, que suelen retomar sus estudios con una motivación muy clara. La segunda recomendación es establecer objetivos realistas, sobre todo a la hora de decidir si se quiere terminar el programa a tiempo o si es mejor tomarse un poco más de tiempo para compaginarlo con el trabajo y completarlo todo. "En cualquier caso, les animamos a que se inscriban al completo para mantener la ilusión y la motivación", afirma Paloma Coronado, de la UDIMA. "Pero es importante establecer objetivos. De lo contrario, el aprendizaje es eterno y nunca termina.
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